EL ABUSO. El tiempo apremia, el ritmo continúa, la naturaleza evoluciona, y el futuro nos reclama desesperadamente. Hemos pasado por muchas fases sobre la faz de esta bella tierra y ahora, en este momento, nos toca dar otro paso hacia el progreso. La ciencia; biología, medicina, neurología… nos demuestra cada día los efectos devastadores que sufre los individuos después sufrir una conducta abusiva. Cada vez más científicos, más autores, más investigaciones… Sapolsky, Koeck, Gate, Williamson… la lista de científicos trabajando por un mundo mejor es infinita, y seguimos sin escuchar, seguimos sin parar, seguimos satisfechos con el caos que generamos. Se ha demostrado que la salud de los primates abusados merma exponencialmente y que una conducta agresiva genera una cadena de 5 conductas agresivas en menos de 15 segundos, como también se ha demostrado que la depresión y las enfermedades cardiovasculares que sufren esos primates cuando son abusados, son también las que sufrimos nosotros y al mismo nivel. Alarmante, ¿verdad?. Se ha demostrado que las hembras de grupos violentos son más maltratadas que en grupos socialmente mejor configurados. También se ha probado que los primates que colaboran, que cooperan, que cuidan de los demás, son también más inteligentes, tienen una conducta más rica y desarrollada y a la vez crean una vida en el grupo mucho más feliz y saludable. También se ha estudiado que el incremento imparable de enfermos de cáncer, no es sólo causado por un hecho genético, el ambiente en el que nos movemos es decisivo. La excusa de lo genético está manida, algo estamos haciendo mal, obviamente, y con respecto a que nuestro grado de bienestar y enfermedad tiene tanto que ver con nuestra envolvente, con nuestro ambiente, con nuestras decisiones creo que está claro que seamos de izquierdas o derechas, seamos ricos o pobres, algo hay que hacer, y si te resistes a mejorar y por si acaso te agarras a razones de credo, al creyente le digo que no estamos haciendo nada bueno con lo que nos han dado con tanto amor y al que no cree le digo, si éstas son todas las cartas con las que jugamos, habrá que jugarlas bien, al menos. Y claro, así extrapolando, no hace falta ser muy listo para ser consciente de la cadena de abuso que generamos entre todos y para todos, porque con esto sí que no escatimamos; el norte abusa del sur, occidente abusa del este, los padres de los hijos, los hijos de los padres, los empleadores de los empleados, los amadores de los no amados, y seguimos matando y robando y violando…comemos abuso, vestimos abuso y respiramos abuso …. y todo por no decir ¡basta!. Convertimos todos los escenarios de nuestra vida en obras teatrales donde el aprovechado, el violento, el tirano expone su monólogo y el abusado calla y otorga continuamente hasta que finalmente, muere. Abusamos por envidia, por amargura, abusamos por egoísmo o simplemente porque nos sentimos mal y no tenemos ni ganas ni capacidad de entender qué nos pasa. Y lo peor de todo, y lo más gracioso es que siempre nos abusa alguien más tonto que nosotros. Pero ahí con todo, que aunque sea el abuso la enfermedad más larga de la historia, ha tenido y tiene siempre una cura: Decir basta y parar la rueda, bajarte del autobús, plantarte, cueste lo que cueste. Mandar al pobre cretino de turno al cuerno y empezar de nuevo, en silencio, sabiendo escoger, sabiendo decir sí a la vida, decir sí a nosotros mismos para poder también sonreírle al mundo. Apreciar y sentir cada detalle y cada pequeña cosa, para sentirnos ricos y no ser siempre pobres aunque lo seamos, y regalarle la ración de insatisfacción y hambre toda completa, al egoísta. África Barbas.
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