¡AY BARBUZANO, NUNCA TE GANO!
- radiogaroecadenase
- 18 ago 2023
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CRÓNICAS PRETÉRITAS Por Donacio Cejas Padrón JUAN BARBUZANO MARTÍN, EL GRAN LUCHADOR HERREÑO YA DESCANSA PARA SIEMPRE EN EL CEMENTERIO DE ISORA, SU PUEBLO NATAL AL QUE TANTO QUISO BARBUZANO. En la tarde de ayer, mi esposa y yo acudimos con mucho gusto, atendiendo una invitación de la familia de Juan Barbuzano a una misa por su alma en La Parroquia de San José de Isora, fueron muchos los amigos y familiares del difunto que se hicieron presentes, pues nuestra presencia allí, es un fiel reflejo del cariño que todos sentíamos por Barbuzano. A continuación hubo un acto de homenaje familiar frente a su tumba, donde igualmente la familia de Barbuzano sintió el cariño de tantos y tantos amigos que Barbuzano supo ganarse a lo largo de toda su vida. Curiosos destinos de la vida, recuerdo que cuando me examiné de Ingreso de Bachillerato en Valverde, tuve de compañero de pupitre a Barbuzano, pues nacimos el mismo año, lo que pasaba es que ya él lucía una figura corpulenta a pesar de su corta edad. A lo largo de los años siempre mantuvimos una estrecha relación de amistad que se revalidó en Venezuela cuando me trasladé desde la lejana ciudad de Puerto Ordaz donde yo vivía, para asistir a las luchadas que Barbuzano y Juan Primera, celebraron en la ciudad de Caracas, en una gira deportiva que ambos quisieron hacer, para que los paisanos que estábamos tan lejos de la patria pudiéramos disfrutar de unas tardes de Lucha Canaria. Barbuzano ha sido considerado el luchador mas completo en la práctica de la lucha canaria, a lo largo de la historia, los entendidos dice que nadie como él sabía combinar arte con potencia muscular y estilo propio, a la vez que nobleza y humildad. Dedicado casi por completo a su actividad deportiva, y después a la enseñanza, transitó por la vida dando siempre señales de educación y buenos modales, sin jactancias ni prepotencias, y ello le ganó el cariño y la admiración de todos los que tuvimos la suerte de conocerle.. En los veranos acudía con su familia a su casa de Tigaday, por cierto, recuerdo cuando su padre la construyó en 1,958, y disfrutaba en sus tertulias con los amigos recordando tiempos pasados. Una cruel enfermedad fué minando su salud, y ahora ya descansa en la Mansión del Cielo donde tenía un sitio reservado a las buenas personas, y sus restos depositados en Isora nos hará recordarlo con inmenso cariño. ¡AY BARBUZANO, NUNCA TE GANO!
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