top of page

CALLES, PLAZAS Y SENDEROS. (III)

  • radiogaroecadenase
  • 2 abr
  • 2 Min. de lectura



En el paseo de la tarde, me asaltan las reflexiones, pues a menudo te encuentras por la calle a personas que hacía mucho tiempo que no veías, con más o menos arrugas, más o menos kilos, algunas con un baño de humildad por los golpes que pega la vida, otras te muestran sonrisas, algunas, con expresión pétrea, revelan lo de la "procesión que va por dentro". A todos nos pasa algo parecido.

Siempre tras los cordiales saludos, los hay dispuestos para el consejo que no se saben dar a sí mismos.

En el paseo, con tristeza, veo el árbol caído del "Centro Cultural Ana Barrera", desde aquí, ruego al Cabildo, al cual pertenece la administración de ese recinto, para que lo replante y le devuelva la vida, tal como hizo el Ayuntamiento de La Frontera, con el árbol que también derribó el viento y que lo han vuelto a plantar con éxito. Me estoy refiriendo al árbol de la pequeña rotonda frente a la panadería de D. Fisco. A ese árbol con muchas décadas de vida, lo han resucitado.

La frustración del día, fue mi visita a Hiperdino, para comprar alimento de gatos, sólo queda comida de muy alto precio, las bolsas pequeñas no existen, hay desabastecimiento y dicen los empleados que eso va a tardar en solucionarse. Gracias a Dios hay otros establecimientos que sí lo tienen.

Estos días previos a la Semana Santa están húmedos y solitarios. En Canarias a la Cuesta de Enero, se suma la cuesta del carnaval también. Me comentaba un señor mayor, muy vital, que toca el pito herreño, que ha sido víctima de una de las variadas cepas de microorganismos, cuyo origen se encuentra en el trasiego de enfermedades respiratorias "muy feas" según él, que lo han atacado vorazmente.

Hoy me desperté con el olor a hierba mojada y el ruido del equipo, que trabaja podando la hierba que ha proliferado en las cunetas, a causa de las intermitentes lluvias. Me pregunto si ese pasto se puede aprovechar en la ganadería.

Cuando deje de llover y los vientos estén calmados comenzaré a visitar las bucólicas plazas llenas de belleza, que por su sabor a añejas y su pequeñez, me atraen muchísimo.


Comments


bottom of page