Después de todo tipo de catástrofes, terremotos, hambrunas, éxodos, inundaciones, incendios, temperaturas extremadas, sequías, y muchos etcéteras…Ocurre lo mismo que desde la noche de los tiempos. Cambia la naturaleza, cambian las etnias, cambian las culturas y por supuesto nos cambian también los conflictos y la tecnología. Precisamente la imagen de este comentario, está hecha con lo último en inteligencia artificial. Ya no pinta la cámara, ni el pincel, ni siquiera el dibujante, pinta la voz, la palabra y el sonido. Tu le ordenas y ella te obedece. El arte va más allá del objetivo, el arte sigue estando en el cerebro humano, pero ahora hay casi una comunicación telepática entre la inteligencia robótica y el hombre. Lo único que se necesita es tener algo que decir, que definir y que expresar. El artista que fraguó la imagen no fui yo. Es la inquieta imaginación que mueve la plástica, la armonía, la psicología del impacto. El problema está, en que la humanidad va más despacio que las inteligencias tecnológicas. Quizás, la vida del hombre, está ralentizada en la evolución del espíritu. Cambiará el color del cielo, se teñirá de humo el aire que respiramos. Perderemos la ilusión de ver los nítidos rayos del Sol, el límpido azul del mar reflectante y del cielo, pintado de excéntricos algodones. Las nubes no cesan de crear imagen, incluso la nube artificial en tu teléfono te guarda tus fotos, en el satélite de la capacidad que atrapa tus emociones en cada impresión. Y el hombre sigue de testigo fiel, en el devenir de los siglos, mirando como cambian las especies, las aguas, las ciudades, y siempre con miedo, pues no vamos interrelacionando las metamorfosis con la capacidad de adaptación. Como un cometa de dos colas iremos dejando por el camino, la fuerza de la veneración, de la gratitud y por la otra cola, se irá desgranando el desencanto, la incapacidad de conservar la templanza, la armonía y el progreso del alma. Esta foto de inteligencia artificial se titula: «Clama al cielo»
radiogaroecadenase
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