
Deja, Deja que pase, de nada sirve…No tengo que consultar a los «lamas» ni a los innumerables profetas, no tengo que ahondar en papiros de lino y cera, tampoco ir a cursos aburridos de descubridores de verdades y sonámbulos futuristas, no soy Notre Dame, ni lo quiero ser, tampoco doy una moneda por retrasar el curso natural de las aguas de mi río particular, bastantes días se volaron como dardos llenos de veneno para dibujar el mapa en mi cara, lleno de senderos y duros rictus de tristeza. Los agradezco, agradezco cada vez que vi salir el Sol para mí. Más lo que me movía a correr era la aprobación de quienes a través de su afecto, me obligaron a proyectarme sin rumbo y sin control… Dejo que pase, pues…dejo correr las horas, días, semanas, meses, años y una vida entera, pues lo que nos traerá ¡ya lo sabemos! Dos décadas son suficientes para adivinar como se repiten los ciclos. Ante un mundo colosal, los ciclos del hombre son ínfimos, vulgares, repetitivos, anónimos.. Deja pues que todo pase…¡El tiempo siempre nos va a sorprender! y ese, querido amigo, es el único placer que a la larga podrá excitarme! Deja ver por donde sale…
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