
Te aconsejan leer, hacer ejercicio en casa. Ahora desde el confinamiento nos damos cuenta de que siempre hay vulnerables a nuestro alrededor. Aprovechamos mejor las provisiones pues ahorramos salidas a la calle, pero lo más importante es saber esperar. Esperar la normalidad después del punto álgido y sorprendentemente debemos desprogramarnos para comenzar lo nuevo, aceptar lo que ha cambiado. Cuando despertemos el mundo ya no será igual. Tendremos que leer la carta de Dios, pues habrá escrito recto en los renglones torcidos. Nos costará adaptarnos a nuevas leyes, nuevas normas, y estaremos orgullosos si somos de los que respetamos la profilaxis, el recogimiento obligado. Al final volvemos a darnos cuenta de que no controlamos nada, a excepción de nuestro propio yo. Nuestra mismidad se reconoce en la dificultad. Hemos aprendido a servir, hemos aprendido a perfeccionar nuestro espíritu de supervivencia. Conocemos y reconocemos a los héroes que arriesgan por vocación su bienestar en favor de los débiles. Escrudriñamos lo imperfecto, lo falso, lo equivocado. Entendemos lo que hay que corregir de dentro a afuera. Experimentamos el ejemplo de los demás y nos disponemos a cambiar nuestra esencia y aumentar la propia capacidad de sacrificio y tenemos la certeza de que mañana todo sera diferente. Recordemos la sabia frase de Darwin y su teoría de la evolución de las especies. «No se perpetúa el más fuerte sino el que mejor se adapta».
Comments