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EL DÍA DE MURPHY, por María Elena Moreno.



Sí, es verdad que a veces, en el peor momento se reúnen circunstancias negativas, que parece increíble que puedan suceder, pero rara vez ocurren todas juntas y cuando lo hacen, te preguntas por qué has nacido y si se podría haber evitado. No hablo de las multas de tráfico, esas que sobrevienen en el peor momento, no sólo por la economía a la baja de la familia, sino porque ibas rápidamente a solucionar un problema grave y la pérdida de 20 o 30 minutos, mientras hablas con los agentes de la autoridad, son decisivos para la buena solución de tu problema. Y que tal, si por un error, regresas de un viaje de trabajo y ves que bajaste la palanca de la luz, sin caer en la cuenta de que tenías pescado en el congelador y oliendo a muerto, tienes que limpiar gusanos de todos los colores dentro del refrigerador. O que te parece, si pasas por la experiencia de que tu cuenta bancaria estaba anémica y no «entró» el recibo del suministro, y tú que estabas despistado o en Babia, porque recientemente te habían puesto los cuernos y pasabas por la tristeza de una ruptura, además hoy, venía tu jefe a una visita de control y no hay luz ni para ver la taza del váter si quieres usarlo, sin internet, sin teléfono, y hasta pasa por tu cabeza la hora en que posiblemente te puedas suicidar. No te digo más, si te llaman urgentemente, pues tu analítica de rutina, ha detectado una mancha sospechosa y en ese momento te esperas lo peor. Pero aún hay más, te dicen que tienes que ir al aeropuerto a buscar a una hermana de tu madre que viene a estar contigo un mes, pues trae un hombro dislocado y no tenía a nadie que la auxiliara en el día a día, allí en Suramérica. Tú que en ese momento estás intentando, que un miembro de tu familia más intima y cercana, se recupere de una neumonía, y haces guardia al lado de su cama por las noches, de manera que no puedes dormir, te preguntas si ha llegado tu hora, pues estás al borde de un infarto. Esto puede suceder y de hecho, ha sucedido. Podríamos pensar que no hay nadie que pueda soportar esto todo junto, como apunta la ley de Murphy, que dice que todo puede suceder en el peor momento, pero sí, lo he comprobado. Casi todos lo podríamos soportar, imitando a los orientales que se sientan a esperar que todo mejore y te deshaces en disculpas, pides perdones, te tomas un buen refrigerio y comienzas a solucionar entuertos y a deshacer nudos, empezando por lo más grave y perentorio. Conozco a alguien muy cercano a mi misma, que fue a acompañar a su madre a operarse de cataratas, padeciendo de un flemón, unas hemorroides florecientes y muy dolorosas, un cólico menstrual y tosiendo compulsivamente por una bronquitis, ni ella misma sabía como dentro de los quejidos y ataques de dolor, podía conducir, junto a su madre para acudir al hospital. Querido amigo lector, el ser humano, bien predispuesto, aguanta todo lo que le echen, mas, si superas un entuerto de este tipo y sales indemne y recuperado, puedes ponerte a ti mismo la medalla de Supermán, pues te has convertido en un héroe, te has probado a ti mismo y ya nadie te puede tumbar.

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