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EL GOLFO, GOLFA por ÁFRICA BARBAS

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El golfo o golfa. Seguro que conoces alguno o alguna. Quizás uno o una de este pelaje, se haya colado en tu trabajo o puedas contarlos entre tus amistades, incluso muy probablemente tengas varios en tu familia. El golfo o golfa nace, pero indudablemente, se hace, y te describiré cómo, por si te queda alguna duda mientras escudriñas tu entorno en busca de la identificación de semejante personaje. El golfo o golfa comienza su formación como abusón, en su más tierna infancia sometiendo a hermanos y padres. Empieza quitándole el postre al más noble y avanza decidiendo sobre la decoración de la casa, sobre qué debe ponerse cada uno y no duda en bajar la autoestima de todo aquel que le rodea con burlas, insultos y comentarios cínicos y crueles. El golfo o golfa aprende a manipular y a someter en su casa, siempre. Se valdrá de cualquier artimaña sucia para convertirse en el centro de atención de todo y todos. Sin importar a qué clase social pertenezca, su vileza es la misma y su falta de consideración e insensibilidad hacia los demás, se hace patente a cada segundo. Y no nos engañemos, al golfo y golfa en su picaresca le dan forma sus padres sin lugar a dudas, o porque son igual de golfos, o porque su incompetencia parental, les hace pensar que cualquier tarea relacionada con educar a sus hijos es un “trabajo” que no están dispuestos a realizar. Ya de mayor será un verdadero delincuente, y que conste que no hablo, del pobre ladrón o criminal, reo carcelario, víctima de otras condiciones y otro entorno, no. Hablo del golfo, de buena apariencia, con estudios o con profesiones dignas. El golfo o golfa de cara lavada y bien trajeado, que seduce a sus víctimas con un supuesto halo dorado de triunfo, que estafa a hermanos y hermanas, que arruina a parejas, que desatiende hijos y que hasta sus últimos días manipula y castiga a todo aquel que haya cometido el error de vincularse a él, cualquiera que sea la forma. Y como siempre presenta los hechos a su conveniencia, y manipula la opinión ajena en tu contra, irremediablemente, terminarás vestido de heces. A ti lector, si te alzas sólo, como una flor entre malas hierbas, te digo: “Aléjate”. Corre y pon aire, tierra y mar, si puedes de por medio, pues cualquier pugna con un golfo es fútil, dado que sólo quedará uno, y será él o ella, quien como pollo sin cabeza y con toda la salud del mundo, seguirá quemando cartuchos, mientras a ti solo te quedarán las ruinas de tu vida por recomponer. África Barbas.

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