
Antes se creía que el pecado original se inspiraba en la leyenda bíblica de la manzana, Eva y el paraíso. Después vino la historia de los santos y los mártires que seguían a Jesús. Ellos abrieron camino hacia el alma superior y la sabiduría que viene del Padre. Jesús utilizó las parábolas, para señalar a los buenos que iban a ir al Reino de Dios. También dijo la famosa frase dirigida a los fariseos: «Sepulcros blanqueados». Pero seguía sin quedar claro lo del pecado original. ¿Codicia, lujuria, envidia? Sí, sí, por ahí pueden ir los tiros. Se habló de los ángeles caídos, porque quisieron ser más sabios que Dios y le desobedecieron. Mira por dónde, ahora en cambio, todo apunta a que el pecado original está en la mala educación. Lo de «Abrir escuelas para cerrar cárceles», ya está dicho por un famoso escritor. Todos los progenitores y enseñantes que no educan, porque han caído en la tibieza, alimentan un ganado humano que vive de la mediocridad. Debe ser la educación un tema económico, porque dentro de ella están las peleas de las ediciones de libros de texto y el cambio de historias e ideologías a cada rato. De nuestros jóvenes mal educados, se baja al peor nivel y no desarrollándose la disciplina ni la facultad de conocer, se cae facilmente en el adoctrinamiento de la falsedad y la competitividad del error, que no conduce a ninguna parte. De la falsa creencia, de que con la mentira, las emboscadas y las crueles estrategias se ganan las guerras, el Planeta Tierra, puede volar por los aires, es un decir. De que valen las leyes, los proyectos de preservación ante los cambios destructivos del clima, los estudios globales de las economías, las mejores praxis de la didáctica, si todo puede terminar, total o parcialmente, por unas supuestas guerras nucleares. Cada vez está más confuso lo del pecado original, y no tiene que ver con el sexo, sino más bien con la miseria oculta, el egoísmo, la falta de evolución, de Amor y de Fe.
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