HA FALLECIDO NUESTRO VECINO, CARLOS
- radiogaroecadenase
- 3 dic 2023
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CRÓNICAS PRETÉRITAS Por Donacio Cejas Padrón HA FALLECIDO EN NUESTRO PUEBLO, NUESTRO VECINO CARLOS PADRÓN BECEA, INMIGRANTE VENEZOLANO PERTENECIENTE A UNA EXTENSA FAMILIA QUE, PROCEDENTES DE VENEZUELA, HAN VENIDO A NUESTRA ISLA EN BUSCA DE UNA VIDA MEJOR. En su peregrinar por la vida, millones de venezolanos han tomado el siempre doloroso camino de la emigración, se reparten ya por diferentes países, y a veces, para poder viajar al exterior, eligen difíciles caminos que los condena a unas penalidades muy intensas, todo ello lo soportan con resignación y fortaleza, pues ya saben que en su querida patria, de momento, no hay esperanza de cambio político y social, el populismo ha ido ganando terreno dentro de la sociedad venezolana, y al igual que le ha pasado a Cuba, ya resulta muy difícil destronar a los jerarcas que creyéndose dueños de la patria, pretenden ejercer sus mandos y privilegios por largo tiempo. Los cubanos en los años sesenta del pasado siglo, y los venezolanos de ahora, se equivocaron dándole el apoyo a estos nuevos caudillos que prometiendo cosas buenas y bonitas, lograron sus apoyos para acceder a los mandos de la nación, muchos de esos cubanos y venezolanos, desde el exilio, lamentan ahora desconsoladamente las consecuencia de su error, Así se escribe la historia de los pueblos. Como consecuencia de la situación social y económica de Venezuela, por todos conocida, también a nuestras Islas Canarias, tradicionalmente tierra de emigrantes, precisamente a esas naciones latinas, han llegado y siguen llegando, cada semana, miles y miles de venezolanos, muchos de ellos con alguna ascendencia española, en busca de la tranquilidad necesaria para por desarrollar su vida social y familiar, con la necesaria normalidad. Hoy los colegios e institutos están llenos de estudiantes latinos, ya perfectamente integrados en el medio, y se sienten seguros y contentos del paso que han dado sus padres, los vemos formando filas en los equipos de deportes, incluso hasta practicando la lucha canaria, y a sus padres los vemos trabajando en diferentes actividades, tanto agrícolas como comerciales, es decir, en lo que les salga. En nuestro centro de salud local, y en El Hospital de Valverde, decenas de médicos venezolanos cuidan de nuestra salud, pues se han integrado en la red sanitaria española y canaria, y conozco varios casos de profesionales universitarios venezolanos y cubanos, que mientras consiguen revalidar su titulación universitaria, no dudan en ocuparse en los trabajos más duros, y lo hacen con fuerza y voluntad admirable. Así se ha sucedido a esta familia de la que forma parte el recientemente fallecido Carlos, y él mismo, profesional universitario graduado en Venezuela, se había incorporado a trabajar en la empresa de transportes Transhierro en calidad de conductor, es decir, que al igual que toda su familia, no tuvo reparo en dedicarse al trabajo más humilde y digno, poniendo por delante siempre el anhelo de sacar a su familia adelante en una tierra nueva y diferente a su lejana patria, que les brinda a los inmigrantes latinos la oportunidad de emprender una nueva vida en paz y sosiego. La muerte de Carlos, a quien tuve el gusto de conocer, ha sido muy sentida en nuestro pueblo, pues esta familia compuesta por nueve hermanos y sus padres, él herreño de nacimiento, y ella su madre natural de Los Llanos de Venezuela, se han insertado perfectamente en la vida social y económica de Frontera, ocupándose en sus negocios de supermercado con gran sabiduría y esfuerzo, y donde están triunfando, y contando además, para satisfacción suya, con el cariño y el respeto de nuestros vecinos y vecinas, sus niños sumándose como alumnos a los colegios locales, y participando también en los ámbitos deportivos de nuestro pueblo. Pero de todas las maneras, estas familias que se han sumado a nuestro vecindario, vienen huyendo de una situación de desbarajuste en la que vive Venezuela, y cargan con el dolor de tener que haber abandonado su patria, sus familias, sus ocupaciones, y todo ello por culpa de unos gobernantes soberbios e indolentes que no piensan más que en mantenerse en el poder, sin tener en cuenta el drama de millones de compatriotas que a diario tomen el camino de la emigración. Su situación, es similar a la que nos enfrentamos nosotros en épocas no tan lejanas en el tiempo, en las cuales, como yo mismo, tuvimos que aventurarnos al más allá. A mi me tocó arribar a Puerto Ordaz allá por los años sesenta del pasado siglo, mi joven esposa con apenas veinte años, y yo uno más, tuvimos que afrontar el reto de iniciar una nueva vida, en una tierra lejana, sin familias ni amigos, con un clima diferente y otras costumbres, siempre con la ilusión de algún día realizar el sueño del regreso, pero eso no sucedió sino casi treinta años después, y regresamos con hilos de plata en nuestros cabellos, con hijos nacidos allí y ya transitando los años cincuenta de nuestra existencia, y después de habernos integrado a plenitud en el entramado social y humano de aquella muy querida y siempre recordada ciudad de Puerto Ordaz, y satisfechos y agradecidos del trato recibido y de la generosidad de sus habitantes que siempre nos consideraron unos más entre sus vecinos. También durante tantos años residiendo allí, nos tocó vivir escenas muy parecidas a las vividas estos días aquí por la muerte de Carlos, pues allí también murieron gran cantidad de amigos españoles, canarios y herreños, que habían llegado hasta aquella ciudad llenos de sueños e ilusiones, que no se pudieron realizar, me vienen a la mente las muertes de José Luis de Tigaday, de Chago de Los Llanillos, de Adalberto también de Los Llanillos, los tres jóvenes como yo, y de otros más que se quedaron allí para siempre. Por eso entiendo perfectamente el dolor de esta familia, que han sufrido la muerte de uno de sus miembros, ocurrida tan lejos de su patria y de los suyos. Pido al Señor, que les de la resignación cristiana para soportar su pena, y les invito a sentir el cariño de todos sus amigos y conocidos, que con tanta solidaridad los estamos acompañando. Que así sea.
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