Asistí a la presentación del último libro, escrito por José Vicente González Bethencourt. Un paseo del autor por la isla, entrelazando sus experiencias por cada rincón recorrido y sus anécdotas e historias más relevantes, esas que caracterizan a estos pueblos en el tiempo transcurrido, marcando una idiosincrasia herreña, dentro de otra más generalizada que es la de los canarios.
Desde su primera llegada a El Hierro, queda maravillado de sus gentes, costumbres y tradiciones, entregándoles su admiración y su amistad.
Debido a su personalidad apasionada y vivaz, profundiza al máximo al relatar sus percepciones, trasladándonos en sus compilaciones escritas de tantas y tantas visitas a la isla, unas descripciones, donde al final, incluso a los herreños más avezados en su historia, les causa delicia el repasar paso a paso, cada anécdota y su participación en primera línea, al recordar lo vivido, su impregnación en la relación con los herreños de hoy y su atención a los que hicieron "historia", amén de los personajes que por un motivo o por otro, arribaron a la isla en tiempos pasados.
José Vicente González Bethencourt, por ser turista permanente de El Hierro, ya forma parte de su propio relato, pero es aún mayor, la huella personal que ha dejado impregnada como ser humano, muy destacado en su dedicación a la medicina y a la cirugía, pues pocas personas pueden tener el mérito de haber salvado miles de vidas.
Además, su vida profesional, se expande hacia el mundo de la enseñanza universitaria, y como articulista en diferentes medios, amén de su implicación en el mundo de la política, como si hubiese querido, añadir su contribución como Senador por el PSOE que fue, a mejorar nuestra sociedad, dando lo mejor de si mismo al proyectar sus más justos y lícitos ideales.
Personalmente conocí a José Vicente, a través de mi permanentemente recordado y muy querido Leoncio Morales Rodríguez, y como observadora, fui testigo de la admiración que Leoncio le profesaba. Recuerdo que días antes de una de sus visitas, ya lo estaba anunciando, pues compartían un amor inmenso por los libros y Leoncio siempre le reservaba algún ejemplar de los últimos que se iban publicando en nuestra isla o fuera de ella.
Hoy he tenido el honor de pedirle al autor, que me firme su libro, y poder adentrarme en sus rasgos grafológicos, los cuales me ratifican las características de su personalidad y carácter diáfanos, su naturaleza inquieta ante cualquier conocimiento, su penetración psicológica a la vez que su dinamismo, su espíritu reflexivo y ponderado, en suma, su capacidad para contemplar "a vista de pájaro" cuantas vivencias y situaciones han pasado por su vida, yo diría en ciertos aspectos que es un ser humano "imprescindible", pues así lo constatamos los que hemos sido atendidos con sus buenas acciones.
¡Felicidades! José Vicente, éste es para mi un libro destacado en mi humilde biblioteca personal, además de por su amenidad, por su dedicado capítulo donde mencionas a Leoncio Morales.
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