
Felicito de corazón a Carlos Herrera, por la concesión de su título y confieso mi admiración por él y por tantos periodistas fabulosos, pero siempre, como cuando canonizan santos, pienso en los que están ocultos y nunca se supo de su santidad, incluso conozco algún caso. En el periodismo idem, ¡cuántos! dieron su vida en el Oriente Medio, en misiones arriesgadas, al pie de la noticia, y en parajes desconocidos e inhóspitos, consiguiendo reportajes de furtivos en África, adentrándose en terrenos minados, cuando se encuentra la verdad que ofende a la mayoría. Siempre recuerdo con dolor un caso muy cerca de mí, que por amor a la profesión, incluso vendió todo lo que tenía e invirtió en medios para la información. Su pasión y sacrificio bien merecería una mención honorífica fuera de su territorio… Aquí el talento y la fama, desembocan en premios muy merecidos. Mas, las personas que han pasado desapercibidas convirtiendo su vida en un milagro, siempre me causan una almibarada sensación que me hace feliz. Si bien no hay genios escondidos, la esperanza de que un futuro salgan a relucir, es grata y sanadora. Algún día al devolverle los talentos a su padre Dios, pasarán al Universo paralelo de dimensiones desconocidas por todos los mortales. Y por qué nó sus testigos, en tiempos venideros, hagan aflorar sus frutos, su siembra diaria, sus desvelos y su contacto con un Dios que le mira y le ama. Recordemos la frase: Dios ama al dador alegre… Y ahí está la clave, la alegría de uno y otro, los dos dando, los dos recibiendo. Hay quien no sabe ver con los ojos del alma, pero esos que interpretan los designios de un destino especial, tintado de pan de oro y destellos lila y rosa, el de los ángeles que lo contemplan desde el cielo, cuando empuñan la sagrada espada de los ejércitos celestiales llamados las huestes del Señor, protegiendo una y otra vez al limpio de corazón que se esmera al perfeccionarse a sí mismo, desgranando al mundo su creatividad…¡Esos si ven con los ojos del espíritu!. Quién no es premiado en la Tierra, será premiado en el cielo… Por sus obras se conocen, pero sobre todo son detectados por su humildad, su generosidad, y su mirada limpia llena de amor por lo que hacen, de amor a lo afín, a lo eterno, a lo creado y al Creador.
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