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INCONGRUENCIAS por MARÍA ELENA MORENO SÁNCHEZ

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Una vez que las enzimas que gestionan la digestión del huevo están debidamente estimuladas, los comedores de huevos gozamos de unos nutrientes de primera calidad. A lo largo de mi ya extensa vida, muchos me desaconsejaron la ingesta de huevos o su disminución, luego dijeron que dentro de la yema del huevo se encontraban las sustancias que neutralizaban el colesterol. No soy bióloga, pero creo estar informada a nivel de todo tipo de lecturas al respecto. Los que están a favor de los nutrientes del huevo, como alimento completo, son casi los mismos que los rechazan. Así pasó con el aguacate, unos que si, otros que no. Lo mismo ahora con las naranjas, aloe, etc. Según convenga a los agricultores, a los sanitarios y a los laboratorios, todos irán a favor o en contra de cualquier producto, según sus intereses. Todos caemos bien o mal, somos rechazados o admitidos, unas veces con lógica, y otras veces al libre albedrío, en todos los contactos sociales que nos ocurren al día, de manera arbitraria. Nos etiquetan y nos clasifican al gusto del consumidor, nos proyectan todo tipos de miserias a imagen y semejanza de aquellos que tratan de absorber y comprender, a veces con gafas de miope, nuestra oculta psicología y personalidad. El tercer Lama nos aconseja no confiar y no implicarnos. Detrás de nuestra imagen sea agradable, o desagradable, se esconden virtudes y defectos mil, a veces acogidos con cariño, otras veces con repugnancia. Lo único que nos salva de todo este manojo de incongruencias es nuestra propia aceptación y amor por nosotros mismos. Pues casi todos los filósofos, atribuyen el poder a la armonía y el conocimiento de nuestro interior. La carrera de los exitosos se centra en conseguir estar a gusto dentro de la propia piel de cada individuo. Perdonen si a veces no comparto las opiniones. Medio mundo no se pone de acuerdo con la otra mitad. Me conformo con ser mi propia amiga.

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