CRÓNICAS PRETÉRITAS
Por Donacio Cejas Padrón
INHUMADOS EN FRONTERA LOS CADÁVERES DE SEIS DE LOS INMIGRANTES FALLECIDOS EN EL RECIENTE NAUFRAGIO DE UN CAYUCO OCURRIDO FRENTE A LAS COSTAS DE EL HIERRO.
Desde la tarde de hoy, el Cementerio de Frontera guarda los cadáveres de seis jóvenes inmigrantes que salieron de sus casas en África llenos de ilusiones y esperanzas en busca de una vida mejor, y no tuvieron la suerte de llegar a su destino, apenas a cinco millas de las costas herreñas, y cuando ya creían logrado su sueño, las inclemencias del mar hundieron su pequeña embarcación, produciéndose una gran tragedia humanitaria con varias decenas de fallecidos, la mayoría aún desaparecidos.
El acto de su sepelio en nuestro Cementerio contó con la presencia de un numeroso grupo de vecinos, así como de autoridades locales e insulares, que por caridad cristiana quisimos estar presentes en tan doloroso momento, para dar testimonio de acompañamiento familiar a quienes no tienen familia cercana.
Al finalizar la segunda guerra mundial en 1.945 donde murieron muchísimos millones de personas y se destruyó una gran cantidad de edificios y estructuras civiles y religiosas, se pensó entonces que la humanidad habría aprendido la lección de lo que las guerras ocasionan, desolación, muertes, pobreza y atrasos, odios y rencores entre los seres humanos, pérdidas de valores y monumentos culturales, atrocidades y venganzas etc, y los líderes de la época, se dieron a la tarea de crear organismos internacionales desde donde se dictarán leyes y normas de convivencia pacífica para que no se repitieran aquellas tragedias tan dolorosas para toda la humanidad. Pero la realidad actual demuestra que aquellos deseos y proyectos de concordia entre los pueblos y las naciones no serían tomados en cuenta por la raza humana, y ahí tenemos los ejemplos de nuevas guerras, invasiones y venganzas que se están produciendo en varios lugares del mundo,
Debo citar con gran dolor el drama de Venezuela, que se encamina también a una situación de violencia, imposición, arbitrariedades y encarcelamientos, exilios y migraciones, que van destrozando aquella gran nación antaño próspera y pujante, receptora de millones de inmigrantes para ayudar a consolidar su grandeza social y económica, y que en suma ha perdido una gran parte de su población, ocho millones de personas, seguramente la más formada técnica y científicamente , y colocándose entre los últimos países de peor calidad de vida.
El espejo lo tenemos en la Cuba tan ligada a nuestras islas y a nuestras familias, ayer uno de los países de mejor nivel de vida del mundo, y convertida también en un antro de pobreza y desesperanza, donde la única ilusión de sus jóvenes o mayores es la emigración .
No hallo manera de entender lo que está pasando en el mundo, y precisamente esta tarde cuando asistíamos acongojados al sepelio de esos seres humanos, no tuve respuesta yo mismo a mis interrogantes, Dios mío, ¿por qué pasa eso en el mundo?
Cuando en el muelle de Santa Cruz de Tenerife, atracan esos grandes cruceros, todo lujo y ostentación, y a pocos kilómetros mueren seres humanos en tan dramáticas condiciones, quizás sea momento de preguntarnos,¡ Dios mío, dónde estás!
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