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INVOLUCIÓN por MELVIN ZAMORANO

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No tengo nada en contra de la industria, los laboratorios y la comercialización de los perfumes, y me encanta entrar en una tienda de cosmética y perfumería. Yo mismo me recreo todo el año perfumándome en el momento que me viene en ganas. Lo único que me sorprende es que nos seduzcan con spots, donde pareciera que un gorila hembra, oliendo de pronto la feromona masculina, se tire desaforadamente y devore sexualmente al gorila macho y viceversa. Para lograr el efecto en los seres humanos se consiguen feromonas y almizcles de animales que huelen muy bien, así como esencias de hierbas, flores, frutas, maderas, algas marinas, aceites y ungüentos de oriente, occidente y al final, el mismo grito de la selva, las miradas obscenas que disculpamos porque son de jóvenes, bellos, atléticos y perfectos, ellos, y con mirada de gatas en celo, ellas. Qué pasa si después de la oleada del perfume, nos encontramos con un soso, una tonta, uno con problema de olores corporales menos gratos, otra que es descerebrada, aquel que le huele el aliento a tabaco o a alcohol trasnochado, pues abusa de ello y la higiene no es la adecuada o no se lavó los dientes… Creo que el anuncio lleva a engaño, sobretodo si eres alérgico a los perfumes y la señorita o el gandul que se puso la colonia, nos deja mareados por el exceso, y medios revueltos en el estómago, y lo que es peor, un perfume a ciegas, que al reparar en la persona te ofrece una sorpresa de desarmonías y patadas a la elegancia física o espiritual. Y repito no tengo nada en contra de la perfumería… El guapo y la guapa, las voces en francés, italiano, la música sensual..¡Nos invita al desaforo por Navidad!.

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