AL ATARDECER, SALÍ PARA VER EL COMIENZO DEL CREPÚSCULO Y APARECIÓ ELLA, TAN UFANA CON SU CLÓ CLÓ. BLANCA, LAS PLUMAS AL VIENTO, Y MUY DESPACIO, CON SUS POLLUELOS AMARILLOS, IBA SUBIENDO PIEDRA A PIEDRA Y SALTO A SALTO POR EL MURO CENTENARIO. SE PERDIÓ HACIA EL CERCADO EN DONDE MORÍAN LOS RAYOS DORADOS DE UN SOL, QUE SE DEBILITABA, LLENANDO DE SOMBRAS CÁLIDAS LAS HIGUERAS Y LAS ALFOMBRAS DE PEQUEÑAS HIERBAS, QUE AÚN QUEDABAN BAJO AQUEL SOLSTICIO DE VERANO. POR UNOS ISTANTES, QUISE SER ELLA, Y DESCUBRIR SU NIDO INVISIBLE A MIS OJOS, CAUTA Y CELOSA DE LA INTIMIDAD DE SU ESCONDITE; LUEGO Y CON MÁS PRISA SE IBA PERDIENDO DE MI VISTA. POR UNOS SEGUNDOS ME OLVIDÉ DEL OPACO DÍA, TRANSCURRIDO EN LA FRÍA MESA DE METAL, DONDE SE ME IMPEDÍA SOÑAR, EN LA CÁRCEL DE LAS ESTANTERÍAS ESTÉRILES, LLENAS DE PAPELES IMPRESOS CON TINTA AZUFRADA, PREÑADOS DEL MOHO ESTÚPIDO DE LA OBSOLESCENCIA MÁS ABSOLUTA, CON NÚMEROS, FECHAS Y CUYO FUTURO INMEDIATO ERA LA TRITURADORA DE PAPEL, DONDE SE INMOLABAN EN LA MÁQUINA, A LA VEZ QUE LO HACÍAN MIS PENSAMIENTOS, Y CON ELLOS SE IBA AL CONTENEDOR MI ANSIA DE SER LIBRE COMO MI GALLINA SALVAJE Y ALTANERA. DE LA COLECCIÓN DE AFORISMOS LARGOS DE LA AUTORA, MARÍA ELENA MORENO SANCHEZ COIPY@ DEPÓSITO LEGAL 89TF ISBN:84-87020-02-X 1ª EDICIÓN
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