
La hermana solitaria de Venus. La hermana solitaria y soñadora de Venus fue condenada como pobre satélite, al alba del universo, a orbitar infinitamente, a observar la tribal vida terrestre, dibujando elegantes, errantes, sinuosas elipses por el resto de la eternidad. Bella Luna, soberana romántica cubierta de terciopelo, añiles mantos de la noche. Vecina cómplice de amores, algunos bellos y eternos, otros furtivos e ilícitos, asiste, impasible a nuestras bombas, genocidios, traiciones y desvelos. Es la diosa de los desesperados y musa de los artistas. Incrédula, nos arrulla a veces con un canto susurrado, mientras nos seduce con el reflejo del noble astro Sol. Es la secretaria paciente que apunta las ambiciones a los tontos, y las promesas a los justos. A veces tímida, y a veces salvaje, sella nuestros secretos en los breves instantes que le dedicamos, con dulces caricias escurridizas. La nunca justamente valorada, Gloria Fuertes, la invitaba cuando se sentía sola, para ser “tres” como decía ella. Selene, canta con voz etérea, tumbada sobre el océano, arrullando nuestras dolientes plegarias al cielo, y a veces les susurra a las sirenas, con tierna suspicacia: “ Entona fuerte tu canto, sirena, que si tu destino es legítimo y no es birlado, cuanto más bajo desciendas, luego subirás más alto”. Y es que todos, absolutamente todos bajo este cielo, le bailamos cojos a la Luna.
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