top of page

LAS BICICLETAS EN EL HIERRO

  • radiogaroecadenase
  • 3 jul 2023
  • 4 Min. de lectura


CRÓNICAS PRETÉRITAS Por Donacio Cejas Padrón BREVE HISTORIA DE LAS BICICLETAS EN EL HIERRO En los ya lejanos años de mi infancia, y como siempre ha sucedido, los niños teníamos sueños casi siempre irrealizables de poseer algo que colmara nuestros fantasías e ilusiones, de acuerdo a la época en que nos tocó vivir, en nuestro caso, mi hermano y yo aspìrabamos a que nuestro abuelo nos comprara un balón para jugar al fútbol en La Plaza de Candelaria, pues por esas fechas el cura D. Jose Segura, natural de Bañaderos en Gran Canaria, fanático seguidor de La Unión Deportiva, entonces en primera división, nos fué poco a poco metiendo la afición al fútbol, hasta entonces casi desconocido en nuestro pueblo, nos compró la ropa para tres equipos, Candelaria, San Lorenzo, y San Fernando, y tambien nos trajo un balón de reglamento, asi empezó a practicarse este deporte en El Golfo. Al mismo tiempo sucedió algo parecido en Valverde, el personal venido a trabajar a El Muelle, en especial unos hermanos llamados Los Laguneros, practicantes del fútbol en Tenerife, también introdujeron ese deporte allí, creo recordar que también con el concurso de algunos soldados y oficiales de la guarnición militar, y algunos otros funcionarios destacados en la isla, formaron tres equipos, El Valverde, Armiche y Estrella, a los cuales se incorporaron buena parte de los jóvenes de Valverde, y desde El Golfo subían a jugar dos jóvenes de Frontera, Ricardo Puyol, Practicante, y Antonio Pérez, un comerciante tinerfeño casado en Tigaday, y del Mocanal también formaron parte algunos jóvenes, entre ellos recuerdo a Paco, un poco mayor que mi hermano y que años después continuó practicando el fútbol en Tenerife. Recuerdo que tío Mauro nos llevaba a Valverde a competir con los infantiles de La Villa, lo cual era para nosotros una gran ilusión, pues yo mismo no había ido nunca a Valverde, es decir hasta los nueve años no conocí a nuestra capital. Así era la vida entonces aquí, tampoco yo conocí el mar hasta los siete años, es decir en 1,952 fué cuando por primera vez con la familia y en el mismo camión de tio Mauro, un precioso vehículo marca Conmer, de color verde su cabina y amarilla su carrocería, matrícula TF 8,052 fuimos de comida a Las Puntas. Recuerdo que el mar me deslumbró, nos bañamos los niños en El Río, y ese acontecimiento familiar marcó mi niñez para siempre. Entiéndase la vida como era entonces, sencilla y desarrollada toda ella en los límites del pueblo, sin coches ni vehículos para subir a los pueblos altos de la isla, contemplando eso sí, el incesante tránsito de vecinos con sus bestias subiendo y bajando El Risco de Jinama para atender sus terrenos en una u otra zona, es decir en El Golfo y los pueblos de cumbre. En dos temporadas del año, sucedían las mudadas, durante las cuales una buena parte de los vecinos de arriba, bajaban a vivir a El Golfo, temporadas éstas que coincidían en los veranos y los inviernos. Es por ello comprensible la poca movilidad de los niños, en mi caso porque mi abuelo ya no se mudaba a su casa de La Cuesta, es decir pasaba todo el año en El Golfo, aunque subía con frecuencia a atender sus terrenos en San Andrés y La Cuesta. La carretera llegó a La Plaza de Candelaria en 1,950, y fué ese año cuando llegó allí el primer camión, hecho éste que recuerdo perfectamente, y por ese tiempo D. Silvestre Padrón Villarreal, entonces del Pozo Aguanueva trajo su primer camión, recuerdo su matricula GC 6,515, poco después sufrió un accidente en Tabano donde falleció la maestra del pueblo Da. Emilia. Pretendo explicar brevemente las razones del aislamiento del Golfo respecto al resto de la isla, sobre todo por la ausencia de vehículos, los únicos conocidos entonces, eran algunas bicicletas, cuatro o cinco en el pueblo que las disfrutaban los hijos de las personas mas acomodadas del pueblo, entre ellos mis primos Agustin y Jose Miguel, a los cuales estábamos constantemente pidiéndoles que nos dejaran dar un paseo. Por esos primeros años de la década de los cincuenta llegaron a nuestro pueblo algunas motos, recuerdo la de Eusebio, un joven emigrante a Venezuela, y que después al regresar para allá se la vendió a nuestro querido Cheo, funcionario del Ayuntamiento y que la usaba para su recorrido diario entre Merese y El Hoyo donde estaba El Ayuntamiento, después trajo moto Antonio Pérez, recuerdo su marca Lube, otra el maestro D. Amador, y no recuerdo ninguna otra. Ya para esta época del año 1.955, 56, 57, sueño de nosotros los niños era que nos compraran una bicicleta, pero muy pocos lo lograron en El Golfo. Donde sí había muchas bicicletas, era en Valverde y El Mocanal ( algunas también en Isora y San Andrés), y ello era lógico, pues el trayecto entre los pueblos del Norte y Valverde era prácticamente llano, sin pendientes y cercano, por lo que los jóvenes podían desplazarse fácilmente entre los dos núcleos, y así lo hacían tanto para venir de paseo, a las fiestas, a misa, a las luchas y bailes, e incluso al Cine Álamo que ya funcionaba, y que marcó para siempre la historia de nuestra isla. Por estas razones, había una facilidad de desplazamiento entre Valverde y los pueblos del Norte, algunos venían a trabajar a los comercios de la capital, tenían sus novias, y en fin se relacionaron más intensamente los chicos y chicas, y también, ya venían a la academia de Da. Inocencia los que accedieron a los estudios de bachillerato. Quiero decir que la bicicleta fue el sencillo vehículo que contribuyó al acercamiento entre estas dos zonas de nuestra isla, pues también los chicos de Valverde acudían a los bailes de El Barrio, y hubo matrimonios entre jóvenes de uno y otro lugar. Al ver que a la salida de Valverde en ruta hacia El Mocanal, en sitio bien visible de la carretera se ha colocado una réplica de una bicicleta, lo cual me ha parecido una acción muy acertada, he querido sumarme con esta humilde crónica al recuerdo de una época ya lejana, en la cual las bicicletas tuvieron un protagonismo que entiendo no debiera pasar al ostracismo. Apuntes para la historia. homenaje a la bicicleta

Comentarios


bottom of page