top of page

ME CRUCÉ CON UN COMETA por Mª Elena Moreno.

radiogaroecadenase


Incluso cuando somos insociables, misántropos, recluidos o replegados en nosotros mismos, a veces nos cruzamos con un cometa. Mirando al cielo, de cuando en cuando, vemos una estrella fugaz en medio de una nítida bóveda celestial, y no sé por qué nos emocionamos. Lo mismo ocurre en la vida: cometas, estrellas fugaces y meteoritos, se cruzan en nuestro camino. Llevamos puesta la marcha automática de velocidad uniformemente acelerada y rectos hacia el objetivo, no reparamos en dichos encuentros. Yo igual que tu, amigo lector, nos vamos cruzando con los cometas en nuestro camino de la vida. Son pequeñas estrellas iluminadas que buscan encontrarse con alguien en la inmensa senda del espacio asignado tras el lugar, destino y fecha de nuestro nacimiento. Unas se acercan en el mismo sentido, paralelamente a nosotros, nos siguen o nos adelantan, pero nunca nos llegamos a encontrar. El hallazgo se da cuando avanzamos en sentido contrario. La velocidad, la ceguera, la falta de atención y las orejeras que nos enfundamos a diario, para no salirnos de la ruta, empobrecen nuestras relaciones. Prejuicios, ataduras, mediocridad, superficialidad, hacen que ignoremos el milagro de un encuentro fortuito con personas que valen la pena de verdad. Agradezco al sistema gravitatorio de mi existencia, el hecho de haber reconocido cometas que habían perdido materia y al desacelerarse, tuvieron un fragmento de su tiempo para mí. Esos astros han enriquecido mi trayectoria con su luz y sus atenciones. Igualmente yo, compartí mi polvo estelar con ellas. Más quizás me he salvado de cometas, que si no me hubiera desviado de su órbita, hubieran colisionado conmigo, aplastándome por completo. La gran inteligencia cósmica, interactúa con todos nosotros, y a menudo surgen sorpresas en nuestra trayectoria marcada aleatoriamente, por el derecho que nos asiste a ocupar un lugar en el espacio. Mientras vivamos y usemos responsablemente nuestra libertad, es factible poder cruzarnos con una llama de vida y de luz, a los que yo llamo cometas abiertos a intercambiar su polvo de estrellas con mi estela irizada de cromáticas ráfagas de amor y de curiosidad.

Comments


bottom of page