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NO DISCUTAS. Por Mª Elena Moreno

  • radiogaroecadenase
  • 9 sept 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 14 sept 2024

Es una forma de arrogancia quizás no discutir nunca, el ahorro de energía que eso conlleva es enorme. No discutir es en realidad o querer mucho o no valorar a la persona que nos insta a un diálogo. No hay término medio. Con una no entramos a conversar para no herirle la sensibilidad con según que verdades o noticias, éste es el caso del cariño y con la otra, ya sea porque no queremos dedicarle nuestro tiempo, o porque le practicamos nuestro pequeño desprecio, pues evitamos el contacto y no le dirigimos la palabra, después de un breve e hipócrita saludo. A veces no se dialoga por timidez, inseguridad, según como sea quien tenemos delante.

Decía Rober J. Ringer, empresario norteamericano, el cual en su best seller "Sea el Número uno" llamaba "hierbajo" a la persona discutidora e ignorante, que prolongaba su conversación con fiereza, imponiendo sus opiniones y que si le dabas credibilidad, acababa con tu paz interior y si te relacionabas con él o ella, acababas destruido/a.

Pues bien, suelo hablar muy poco y solamente lo hago con mi familia más cercana, o alguna amistad de toda la vida. Si algún día me salgo de esta norma impuesta a mi misma, es para defender algo relacionado con la figura de Jesucristo. Mas, cambiando impresiones con una amiga, ella que también ama a Jesús, me afirma que ante cualquier irreverencia sale en su defensa como yo, usando frases contundentes y precisas para acabar así con la diatriba, más que por imponer mi opinión o revelar mi Fe, por terminar con la charla rápidamente.

Hubo un tiempo en que dedicaba parte de mis horas, a idear en mis publicaciones como hacer notar la presencia de Jesucristo en mi vida, lo hacía de manera casi subliminal y creo que aún lo hago.

Pero volviendo al tema de las discusiones, no siempre tuve malas experiencias, la vida me regaló al mejor amigo posible con el cual, y debido a nuestros puntos de encuentro en casi todos los conceptos, entremezclábamos lo que era el comentario, la crítica y el sentido del humor con momentos de paz, donde los silencios decían más que las palabras y nuestro entendimiento era total.

Habíamos coincidido en la misma edad, misma cultura y yo diría que la misma intuición e inteligencia, así que era fácil que lanzáramos al aire predicciones, que con el tiempo se nos cumplían y así celebrábamos nuestros aciertos durante prolongados atardeceres y veladas llenas de empatía y buena comunicación, pues funcionábamos aplicando respeto y dándonos importancia de igual a igual.

Moraleja: Si valoras tu tiempo, elige bien a tus interlocutores.




1 Comment


Guest
Sep 10, 2024

Sabía reflexión de la escritora Maria Elena Moreno, conocedora profunda de la psique humana, siempre es un placer leerla.

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