
Si posas la mirada en el horizonte, ves pero no pasa nada. Si miras, entiendes, y dejas tu mente volar, no sientes nada en especial. Pero si reúnes todas las fuerza de la mente, te concentras una y otra vez, quizás no te des cuenta y prosigas el manojo de horas y minutos, de manera indiferente aunque sigas sin captar nada. Más cuando pasan los meses y los años, el foco de todos tus pensamientos juntos, te han situado bajo la sombra del árbol que mirabas. Te elevas sin alas hacia el Sol del mediodía. Y cuando te ciega la luz de todos los recuerdos juntos, y el anhelo de compartir con Dios ese momento de tu vida única, ya te has transportado, a ese instante que te ofrece un fragmento nuevo, otra historia de ti. Y te preguntas: ¿Cómo lo iba yo a saber? Cuando miraba indiferente, ¿Cómo lo iba a saber?. ¡De pronto ya estás! Estás viviendo como protagonista ese escenario que nunca pensaste que pasara, pero que está ahí, ahora y aquí. Con la fuerza de la vida te cambia la piel, se marcha quien amabas para siempre, entras en otra generación, década, recaída o remontada, da igual, el caso es que en el desarrollo de tus vivencias de hoy y de ayer, siendo la misma persona, te estás rodeando de un destino nuevo y eres consciente de lo fresco de la renovación, de las nuevas instrucciones que das a tu alma. ¿Te suena? Como la existencia da un viraje a tu alrededor y si no te subes al nuevo autobús del invento y al rearme, la adaptación a lo que estás improvisando, rapidamente y sin vacilar, pues llegas tarde, ya no eres nadie. Más cuando te vistes del color de las nuevas dimensiones de tu muestrario de espíritu de hoy, y echas a andar, súbitamente, le pides al creador, con las manos juntas, que te deje partir hacia lo nuevo, que no te detenga, que suelte las amarras y te deje ser tu nuevamente, porque has caído en la cuenta de que te lo merecías. Habías hecho méritos para vestir una nueva piel, tuya, pero diferente, de otra textura, de otro color, de otro pelaje, de nuevo tuyo, geneticamente tuyo, pero diferente. Vívelo. Yo también.
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