A veces no nos damos cuenta de todas las personas que tratan de intimidarnos, porque vamos a lo nuestro y de manera atolondrada, corremos hacia la realización de nuestras obligaciones y no reparamos en ello. Pero igual que se forman las estalactitas, gota a gota, esto llega a minarnos y a veces, cuando es demasiada la presión de la intimidación y el acoso velado, empezamos a somatizar ciertas enfermedades. Es frecuente que las personas aprendan unas actitudes y un lenguaje, para sacarte fuera de tu lógica comprensión. Para este colectivo, tus razones les son indiferentes, ellos sólo atienden al parapeto que se han inventado y sacarte fuera de tu propio control. Por ejemplo cuando tienes razón y haces hincapié en tu razonamiento reivindicativo, tratan de desconcertarte con frases como «usted me falta al respeto, porque me levanta la voz» pero lo dicen con la voz alta. Algunos llegan más lejos y cuando expones tu razón, que a ellos no les cuadra, te espetan:-usted me está insultando-. Entonces tú te das cuenta de que te intentan poner agresivo, para humillarte desde su falsa superioridad, y en ese momento empiezan a ganarte la batalla. Pero si llevas claro la idea de aquello que es intolerable e injusto, puedes retirarte y obviar esa tóxica actuación de menosprecio hacia tu persona. Es inadmisible cuando tu has actuado con rectitud, les has favorecido y te devuelven mal por bien, en este caso si te retiras comienzas a beneficiarte. Hay un sinnúmero de actitudes que te proyectan de manera intimidatoria, como es la ocultación de información, la no respuesta, La ausencia permanente de explicaciones, la mirada despreciativa de arriba a abajo, y lo que es peor fijarse en tus vulnerabilidades para utilizarlas como piedra de ataque. Querido amigo lector, hay una frase que resume todo esto y que te traslado ahora mismo. La tomé de una de las redes sociales que actualmente circulan por internet, dice así: «El que es feliz se le nota, no critica, no envidia, no juzga, no busca pelea, no traiciona, no jode, y se dedica simplemente a ser feliz». Pero vayamos más allá, retirémonos de los que viven doble vida y tienen amarguras diversas, alejémonos de los avariciosos que sólo buscan su propio beneficio y traspasan las líneas divisorias del respeto y la amabilidad, agrediendo y violando tus propios derechos. Echemos a un lado a los mentirosos que traicionan a su propia familia. Aléjate de los que se auto-alaban, pues son los típicos miopes que no ven sus propios defectos, pero que se enfocan directamente en los tuyos, aunque sean insignificantes. Aléjate de los discutidores eternos, hierbajos que siempre tienen la razón. Corre y piérdete muy lejos, déjalos allí, macerados en su pensamientos de mentes mediocres y podridas. Vuelve a tu alegría, vuelve a tu capacidad de amar, vuelve a tu claridad de pensamiento y tu limpieza de corazón. Darles carnada y la oportunidad de quitarte tu valioso tiempo, no merece la pena.
radiogaroecadenase
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