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OBVIEDADES por María Elena Moreno, dedicado a Tomás Padrón Hernández.

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La historia que se escribe arbitrariamente no es fiable. Las historias oficialmente escritas por los adeptos a los mandatarios de turno, tampoco lo son, pues suelen polarizarse, según las opiniones de las tendencias e ideales. Sin embargo, hay algo de la historia que prevalece en el tiempo, son las obras y el bien realizado. Todo lo que contribuye al bien de nuestra sociedad, prevalece más que los errores, pues es el pueblo el que forja la tradición hablada y escrita, de como vamos evolucionando hacia mejor, el tiempo actúa como una cernidera y el agradecimiento priva sobre aquellos que se dedican y contribuyen a remover las aguas, para que el lodo enturbie la verdad. No obstante, cuando las aguas vuelven a quedar claras y nítidas, afloran visibles los recursos y parabienes que conlleva el transcurrir de su cauce, ya en el remanso de la memoria. Después de que D. Tomás Padrón dejó la política, tanto de los adeptos a su partido político, como los observadores de dentro y fuera de la isla de El Hierro, le han homenajeado con creces. Creo que debe tener estatuillas, placas conmemorativas, entrevistas, todo tipo de elogios y recuerdos, que aluden a su trayectoria política, que ya no deben caberle en sus vitrinas, y los que están por llegar. Ha sido homenajeado y referenciado allende los mares, por haber puesto en práctica proyectos dirigidos a la sostenibilidad de todas las áreas, desde el aprovechamiento de las energías renovables, las aguas, el cooperativismo e infinidad de obras y mejoras realizadas en la isla, que van desde el aeropuerto, el muelle, el nuevo hospital, el Túnel de Los Roquillos, etc. etc. Aunque muchos de los comentaristas quieran ensombrecer el mérito de su persona y de su trabajo, y aprovechando las situaciones de crisis que están llevando la isla hacia atrás, una por los desastres globales y otra por la mediocre gestión de las actuales políticas a nivel general, no podrán lograr que se tapen sus méritos. Es mucho más difícil tenerlo como ejemplo, que caer en el ridículo de intentar difamarlo. Así es la vida, ser íntegro es mucho más difícil que ser zarandajo, botarate y descalificador. .

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