No tiene vocación de político/a, pero le cayó el puesto como le hubiera caído una excremento de paloma de un tejado en plena cabeza. Le rechinan los dientes en la oscuridad, creyéndose hábil e imprescindible. Sus manifestaciones de afecto al pueblo, en etapa electoral, son ridículas y lamentables. Pronto el electorado incauto, se va dando cuenta de que su elegido/a, al día siguiente se pone serio, se crece y se le nota un rictus estúpido, casi rayano con la subnormalidad. Donde dije digo, ahora dice Diego, y pone en práctica sus innumerables instantáneas o «tics» de comportamientos esterotipados, más imbéciles que los de las respetables gallinas. Nuestro político/a «incongruente» necesita el poder para alejar su complejo de inferioridad, pues algo le ronda en la oreja que le dice que posee un cerebro de mosquito, y elige ser político/a porque el título que consiguió, no se sabe cómo, en la Universidad, no le sirve para nada, porque cuando en tiempos pasados ejerció, no salía de la mediocridad. Y así, caminando,caminando, continúa el político/a incongruente, su camino de falsedades y comportamientos inconexos. Tapa y omite a sus colegas de valía porque continuamente compara y ve sus aciertos y sus logros, ya que estos últimos, forman parte de los políticos y políticas, que de verdad han transformado nuestra sociedad. También odia a los brillantes pues dentro de su cabeza pestilente y tortuosa, carente de toda moral, les teme como a una amenaza de un posible «quitador de puesto», así que nunca se rodeará de alguien que valga la pena, pues sufre cuando alguien destaca en algo. No soporta que se vaya a notar mucho la diferencia entre los líderes verdaderamente auténticos y la triste caricatura del político/a incongruente, que se va a cargar el diseño de nuestro futuro. Y es que el pobre político/a incongruente no sabe cómo ha llegado hasta ahí y quién equivocándose se lo ha permitido.. Pero para suerte del electorado, la espada de Damocles, versus enfermedad del mediocre, no tardará en caerle en la nariz. Porque hay algo que lo derrumbará con fuerza y es el rencor de los engañados que tarde o temprano le servirán la sopa fría de la venganza. MELVIN ZAMORANO
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