Me suena el móvil, es la una y cuarto de la noche. Una voz temblorosa me despierta,- ¡hola! ¡hola! estás ahí capullo, mira que soy Esta (de Estanislao), que no me puedo dormir. -Pero a esta hora, pero, pero ¿qué me estás contando? ¿qué coño quieres Esta? -No que, no se qué hacer, te he llamado para no hacer un disparate, como tú eres uno de mis mejores amigos… -Qué te pasó, ¡desembucha! -No, qué en la agencia matrimonial, me han presentado un montón de cayos malayos y me han sacado las perras, pérdidas de tiempo, consumiciones, rollos de todo un día… y ahora que me presentaron una que me gustó, ¡la espanté! -Bueno ¿y eso es tan importante como para tratarlo a media noche? -Sí porque me encapriché mucho con ella y presiento que la espanté. -A ver, ¿qué le hiciste? -Pues que María, así se llama, es una monada, es catedrática, es divertida, sabe cocinar, etc., pero resulta, que tiene un hijo adolescente, como de unos trece años, más o menos y cuando estábamos tratando de entendernos, ella me suelta de sopetón que yo le llevo muchos años y yo de gilip…le respondo que vayan mis años por el hijo que ella tiene y que estamos equiparados. Se retiró hacia atrás y eso que estábamos acaramelados, frunció el ceño y no quedamos, ni para llamarnos, ni para vernos. Simplemente se fue. – Primero, Esta, tómate una pastillita, te duermes, la llamas mañana, la invitas a cenar y para que pique, le dices que le vas a presentar a un amigo, luego el amigo no va y tu despliega tu atractivo, tu virilidad y el aplomo, que es muy importante, y ya sabes déjate de medias tintas, ataca fuerte pero con respeto, bésala de improviso y ya déjame dormir a mi también, que mañana me levantaré temprano, quiero terminar mi ensayo. -Eres imprescindible Melvin. Adiós, buenas noches, ¡oye! si me funciona no te llamo, pero si no funciona ¿te puedo llamar?, es que estoy muy nervioso. -Sí pero no después de las diez. Que en casa llevamos un orden. ¿vale? MELVIN ZAMORANO
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