
Quisiera ser partícipe e intervenir en la dirección y camino de las cosas que se convierten en ideales y acciones en pro de la humanidad. A base de hacer una parada y reflexionar, podemos elegir estar en punto muerto o darle un empujoncito, con nuestro esfuerzo, a las buenas acciones, aunque no nos repercutan directamente. Aportar energía orientada a facilitar el futuro de los que se están formando, o los que inician una nueva ilusión profesional, es poner aceite para lubricar el áspero suelo, que intenta iniciar un novato, o quitar la piedra del camino del que está a punto de tropezar. Es sentir el amor y el agradecimiento a esas personas, que en su día, hicieron lo mismo por nosotros. Haciendo esos ejercicios que revelan la superioridad de nuestra moral, nos convertimos en almas evolucionadas, en busca del cielo prometido. No es lo que ofreces, sino el sentimiento de cómo lo ejecutas en sí. Amar, aunque sea de manera intermitente al enemigo, es el mejor de los entrenamientos perdonando su envidia, su codicia, su indiferencia y sus intentos de manipulación. No morir sin haber sido un mecenas alguna vez, sin habernos quitado el mendrugo de la boca para dárselo a un prójimo. Sé que es duro pasar diversas crisis, múltiples situaciones de vulnerabilidad, y aun así prestar atención a los problemas del otro. Rompernos aún a riesgo de sentirnos utilizados e ignorados. No siempre es saludable micronizarse en miles de partículas de dolor, y lo que es peor recibir ingratitud, pero es así y solamente así, que seremos capaces de dar el salto y bañarnos sumergidos en la gran conexión. Conseguir un atisbo de eternidad en este mundo, es paralelo a la gratitud sobre el milagro de nuestro nacimiento y de las gracias que nos han sido concedidas. Cuando te ejercites en estas prácticas, te avergonzarás de tus momentos mezquinos, egocéntricos y sucios. Cuando hagamos el esfuerzo, nos daremos cuenta de que el inicio es más difícil que los siguientes peldaños de la escalera en ascenso, mientras levantas los pies y te da la la sensación de algo parecido a un nirvana nuevo y recién descubierto. Todos decidimos, y aunque parecen pensamientos de otro mundo y de otra civilización, hay que tener el valor de saltar el riachuelo, aún cuando se nos mojen las botas.
Commentaires