Pariente de todo herreño que ame la tradición, su tierra, su paisaje, su folklore, ha vivido varias vidas. Perteneciente a una gran familia de oriundos, trabajador entregado en varias de sus profesiones, comerciante, fotógrafo, rescatador de historia y tradiciones, ha sufrido glorias y reveses, lo mismo que cualquier ser humano, pero él nunca se rindió. Cambió y aceptó, como evolucionaba, latiendo su corazón, en medio de ciertas injusticias, un submundo que quiso quitarle cuanto poseía, pero esta persona premiada con la Medalla de Oro de Canarias, Imagen de la Isla y premio Leoncio Morales entre otros, no dudó en reciclarse a sí mismo, palabra reciclar tan de moda hoy en día. Sí, como todo ser que posee talento y sin quejarse, saltó al mundo al que pertenecía. El mundo del arte, acentuando los nombres que su isla le da a la música en todas sus expresiones. «Tejeguate» muchos años al son del tambor, nombre de ese famoso libro. Escuela para varias generaciones, relevo de Don Benito, pilar de los sonidos que bailan con el colorido de tantas Bajadas, las que ha vivido nuestro protagonista, que también lo es, igualmente, en cada Febrero, año tras año, en los Carnavales de El Hierro, con los Carneros que salen y salían de la «Casa del Miedo» y que hoy en día forman parte, oficialmente, de nuestro Patrimonio Cultural en Canarias y en el mundo. Ramón es una voz herreña, un cantor, un enlace para concatenar nuestra historia, unas vivencias que tuvieron y siempre tendrán la herencia de la originalidad, de ser genuino y curiosamente atractivo, para todo aquel que visite la isla y su espiritualidad. El sabe que no es ignorado, el pasará a la historia por su positividad, con una personalidad generosa, abierta y comunicativa, amante de la naturaleza, de su conservación, amigo de los animales, con un talante natural y entregado. Pero le llega la hora de reflexionar, de pensar en su legado, al igual que el de su padre, trasciende lo material y decide entregar su patrimonio de imágenes, documentos y objetos representativos que marcan una etapa, la cual no debe perderse. Ramón Padrón Cejas, se asegura de que nada desaparezca y hace donación al Cabildo Insular y su consejería de Cultura y Patrimonio histórico, llevado por personas sensibles que saben valorar esos documentos y testigos de toda una época. Un testimonio que custodiándolo, eterniza el trabajo creativo de Ramón Padrón y todo aquello que le ha rodeado. Trabajador incansable, ha dado un puntapié a la desidia, al desánimo. Se impulsa de nuevo a la vida, sabiendo, que puede un día marcharse de todo lo que más ha amado, su isla, pero se consuela con que no se pierda una sola imagen de esas que construyen nuestro futuro histórico. Es toda la actividad de Ramón una gigantesca tela de araña, que hila una variada temática, la musical, la visual, la creativa explosión de actividades artísticas, que forman todas ellas, parte de nuestro pueblo y sus más profundas raíces, no olvidando, por supuesto, la devoción por lo que atañe a esa gran romería cuyo eje lo constituye la Virgen de los Reyes. Ramón siempre al son del «Tambor». Ramón como dices tu, sí has sido profeta en tu tierra.
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