Parece como si hubiera resucitado Pilatos y su espíritu rodara por ahí contaminándolo todo con la esencia de la filosofía «dejar hacer», término que pusieron de moda los franceses:»laisse faire». Mientras, pueblos enteros guerrean con armas, otros convierten la ausencia de comida en trampa mortal. La falta de higiene, las enfermedades, las migraciones masivas, los ahogamientos en el mar, y un sin fin de infiernos dantescos, están dirigidos por diferentes pilatos que se lavan las manos continuamente. ¿Donde están?, ¿quienes son?, ¡serán todos y ninguno!, no se ven responsables, ninguno quiere recoger la corona que está en el riachuelo. No se señala a nadie, ni nadie quiere tomar ninguna responsabilidad. El único reino lo asume el espíritu de Pilatos, pues tiene un enorme lavamanos que va desde el lago Tiberiades, pasando por el Mar Negro y trasladándose en galeras hasta los Océanos, donde el agua salada se tiñe con la sangre de los inocentes que pueblan el Planeta Azul…
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