
¡De pronto! me atacaron las horas de la Navidad. Volví a sentir ternura por el extraordinario significado del Nacimiento, por cierto en mi estantería expuesto todo el año; no soy experto en construir belenes(belenista) pero colecciono belenes. Como digo, me atrasé con las felicitaciones, me inhibí por culpa del estrés. Hice las compras imprescindibles, no obstante completé las obras de amor y entrega que me requirieron. Eso me dejó inflado como un globo. Agradecí los mensajes de amor y paz. Noté menos hipocresía que otras veces. Alcancé a reconocer una espada vengadora que convirtió esta nochebuena en variedad y popurrí, hallándose totalmente descolocada ante divorcios, cuernos, desilusiones, fracasos, ruinas, desgracias, muertes y enfermedades graves. Sin embargo contrastó ver a gente rezando, pidiendo y con cara de desconcierto, pues pensaban que a ellos nunca les iba a tocar. Hubo racaneo económico, ausencia de lotería por aquí. Frívolos festejos y banales exhibiciones. También hubo éxitos, líderes aventajados en la política, bonito discurso del Rey, felices nacimientos, en fin, que deseo que llegue el año nuevo, pues suelen cumplirse mis propósitos, y soy feliz cuando se les cumplen a los demás. Soy feliz con mi familia, el mayor tesoro que me regala el buen Dios, y que dure, me lo he currado, ¡hasta luego amigos!
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