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SOY DE MANTEQUILLA.- por MELVIN ZAMORANO

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El último disgusto que me cogí fue el de la separación de Melany Griffit y Antonio Banderas, porque yo me la imaginaba a ella siempre feliz, siempre fina, siempre hija de Tippi Hedren, reinando dentro de todos los trajes, siempre inteligente, siempre «ella» pero bueno ¡que tonto soy!, tenía que haber dado con el hombre perfecto (como ella) de sangre de artistas como ella, que supiera amarla a ella como una estrella, porque a una estrella de verdad se le perdona todo. Siento ser de mantequilla, pero es que no lo puedo evitar. Muchos disgustos me los llevo cada día, cuando encuentro divos del Rock y me pregunto, pero qué estaba haciendo yo, ¡donde «oño» estaba yo!, por qué no encontré antes este video, pero ¡por qué! me he perdido esto tantos años, mira que soy cacaseno y me pongo a llorar delante de mis tentenpie de chocolate negro, y mi zumo de naranjas mandarinas… ¡Ay! que comemierda he sido tantos años. Ahora estoy ronchado de tantos disgustos, porque lloro todo el rato delante de los videos de Charlie Puth y mi vida se consume esperando que Selena Gómez vuelva a salir con Justin Bieber, pero confieso que no tengo otros disgustos, salvo cuando la «asistenta» me mancha la ropa negra de lejía y la deja con lunares blancos, o cuando entra todo el hormiguero del jardín y me encuentro el bote negro de la mermelada que se dejó abierto mi madre cuando a media noche le entró la fatiguita…¡Es que soy de mantequilla!, pero no se fíen porque siempre tengo la espintadera preparada.

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