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UN MAL QUE CRECE…Y CRECE por Melvin Zamorano.

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Vuelve a ser noticia el acoso escolar y ¡no me extraña!, tenemos en el grupo de amigos un caso. La hija de un asiduo compañero de tantas y tantas horas de ocio, los Domingos, nos ha contado horrorizado lo que le ha pasado a su niña. -Ha venido a casa sin un buen mechón de pelo, una paleta partida y un hematoma enorme en la cabeza. ¿Y eso?- le pregunto -Pues solo sabemos que en los cambios de hora, cuando se retrasa el profesor de turno, ocurren cosas muy lamentables. Me he enterado, que le han abierto los puntos a un compañero de mi hija, de una patada, justo donde le habían operado. Y lo más fuerte de todo esto es que el colegio es carísimo, es mixto, bilingüe y se supone que de los mejores. -¿Eso fue después o antes de que agredieran a tu hija? -Antes. -Y, ¿que has hecho al respecto? -Bueno, las agresiones han sido ya varias, hasta el punto de tener que llevármela, tras este último ataque, que considero gave, a otro centro escolar, y con el curso ya comenzado. Otra cosa que he hecho, ha sido contactar con otros padres agraviados y hacernos más o menos un perfil del acosador/ maltratador escolar. Viene a ser así: Hijo de padres que divirciados o no, jamas les han inculcado amor a la naturaleza. Escépticos que en el fondo en nada creen. Les han racaneado el tiempo, recortándoles los diálogos didácticos de padres a hijos, cómo enseñarles buenas costumbres, urbanidad, cortesía, etc. Suelen ser burlones y fríos en sus conversaciones dentro del hogar, criticando a cualquiera que les lleve la contraria, delante de sus hijos. Sensuales y flojos o vagos (según la nacionalidad), con carrerera o no, con dinero o no, pero jamás intentando crearles el buen estímulo de la lectura, también porque ellos tampoco leen una patata. Decepcionan a sus hijos incumpliendo promesas y aireando una genética pobre y causante de un comportamiento distorsionado, con tendencia a rechazar virtudes, estimulando a sus vástagos hacia la práctica de la envidia y la competitividad. Asisto una vez en semana, a las reuniones de padres que intentan erradicar, a través de su experiencia, la violencia escolar y así aprovechar las leyes que puedan surgir, para paliar esta práctica soterrada y destapar a los agresores y a sus víctimas. De momento es lo único que podemos hacer y lo estamos practicando con mucho interés. Por Melvin Zamorano

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