
Mis profesoras de párvulos y primeros grados de enseñanza, respetaban a sus alumnas de manera notoria, preparándonos con una ortografía impecable. Los progenitores crían con verdadera rectitud a sus hijos dándoles todo lo necesario para su crianza. Me enseñaron a respetar valores como religión, urbanidad, decoro y ética. Las faltas de seriedad y golfería, eran castigadas con el debido respeto, sin pasarse de la raya, pero se terminaba por enderezar el arbolito, se le dedicaba tiempo a la formación. Observo que la falta de respeto en el mundo, rompe la línea que delimita las libertades. Burlarse de Jesús, Buda o Alá son faltas muy reprobables de respeto. El desenlace se está viendo y aún no ha empezado: Violencia. La falta de respeto que desarrollan los egoísmos y forjan a los palomos «buchudos» que lo quieren todo para sí, generan hambre y violencia. El violar las líneas divisorias del suelo de las naciones, y la codicia por expandirse, ocupando el terreno del otro, genera belicismos. Las lineas segregacionistas fueron en su día. el pecado original que causó todas las desigualdades. Los vagos que no trabajan y solo miran lo que hace el de al lado, crean mal ambiente. ¡Venga usted mañana! ¡Vaya a que lo atienda el compañero! ( mientras nos cruzamos de brazos), crea mucho mal rollo. Los que diseñan la sociedad, gobiernan países o distribuyen el cubrir las necesidades elementales de los otros, faltan al respeto cuando engañan e infravaloran el talento de la ciudadanía. Faltan al respeto los que hablan de dirigir espíritus y nadan en el lujo y la abundancia mientras surgen las hambrunas, faltan al respeto. Si fuéramos respetuosos no habría miseria en nuestras naciones, tan importante es la educación en los valores humanos. No me acuerdo quien dijo: «Abrir escuelas para cerrar cárceles» «mi libertad termina donde empieza la tuya»
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