CRÓNICAS PRETÉERITAS
Por Donacio Cejas Padrón
VENEZUELA EN EL RECUERDO
EN EL CORAZÓN
Otra vez triunfó la barbarie, el ruido de las armas, la sinrazón y la crueldad.
Los recientes acontecimientos ocurridos en Venezuela
en días pasados, marcan distancia entre civilización y barbarie. Ya Venezuela ha traspasado la puerta que le llevará al abismo, a la tiranía, al dolor y a la tragedia.
Los ciudadanos de aquel país, que pretendan vivir en libertad, no tendrán otro camino que elegir, que la dolorosa emigración, como ya lo han hecho millones de venezolanos y venezolanas, ya no hay comentario que hacer, ni creo que esperanza que alentar, el pueblo venezolano ha sido valiente, sus líderes opositores han demostrado un profundo amor a su patria, arriesgando todo lo que tienen tratando de salvar a su patria, algunos de ellos permanecen presos, y otros hasta han perdido sus vidas, por lo tanto en el altar espiritual de la patria ocuparan un lugar reservado a los elegidos, se han enfrentado a todo lo que han podido, pero el ruido de los fusiles se ha impuesto una vez más, y sus ansias de libertad han sido acalladas por el ruido de los sables,, Dios sabe por cuánto tiempo más.
Esos millones de naturales de Venezuela, que ya pueblan muchos lugares del mundo, tendrán que reconocer, que el sueño se ha terminado, que la patria ya no les pertenece, por qué las botas de los militares han puesto fin a sus esperanzas, y que en adelante tendrán que mirar con amor y gratitud a las nuevas patrias que los han acogido, y que serán sus hogares para estas y las generaciones por venir.
La familia castrense, culpable directa de esta tragedia, cargará sobre sus hombros con la deshonra que la historia les impondrá, y quién sabe si serán precisamente sus hijos, nietos y descendientes, los primeros que los juzgarán, cuando tengan ellos mismos que tomar también el camino del destierro, así se escribe la historia.
Tengo documentación de los años sesenta, cuando en Cuba ocurrió un fenómeno parecido, cuando los cubanos en buena parte de su población apoyaron a Fidel y sus pandillas, y cuando se callaron ante los fusilamientos públicos en varias ciudades cubanas, y no alzaron su voz, cuando las incautaciones de tierras y empresas, cuando intervenían las fincas y empresas, todo lo aceptaron y apoyaron...hasta que les fué tocando también a ellos, y los que pudieron se escaparon de Cuba. Hoy, esa inmensa colonia de cubanos expatriados por el mundo, son en buena parte
descendientes de aquellos que en su momento no tuvieron la valentía de enfrentarse a los barbudos asesinos y torturadores. Que no busquen en distintos escenarios a los culpables de lo sucedido, los tienen en sus padres y abuelos que en su día callaron y apoyaron a la revolución, ni esperen nunca que otros países les van a sacar del nivel de pobreza a que los ascendientes les condenaron.
En Venezuela, para honra de su pueblo, en su inmensa mayoría si se ha enfrentado a la tiranía, sus líderes opositores han hecho todo cuanto han podido, pero se han enfrentado a unas fuerzas armadas indignas y crueles, que no les han permitido la realización de sus sueños, de devolver a Venezuela la paz y la libertad.
He tomado la decisión de no volver a escribir más sobre Venezuela, es tanto el dolor que siento, que por mucho tiempo permaneceré en silencio a la espera de los acontecimientos.
Dentro del torbellino de acontecimientos sucedidos en estos últimos tiempos, mi humilde persona se pregunta entonces ¿ PARA QUÉ SIRVE LA OEA, LA ONU, LA CORTE PENAL INTERNACIONAL, ETC?
A la vista de los acontecimientos últimos, pareciera que casi para nada, y que estamos volviendo al caudillismo de épocas que ya creíamos superados. E incluso puede uno llegar a preguntarse, si serán los intereses petroleros y económicos los que siguen prevaleciendo en la humanidad, si ello fuera así, entonces no hacía falta, nadar tanto para ahogarnos en la orilla, por que si ese silencio de tantos organismos internacionales de tantos demócratas y líderes españoles, europeos, y mundiales, no puede ayudar a un país que está siendo atrapado por tiranos y secuaces a salir de su tragedia, si ello fuera así, -repito- entonces que no tengan la osadía y poca vergüenza de volver a pregonar sus méritos morales y cívicos. He dicho.
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